Cada vez que muere alguien de la manada, todos sus compañeros se colocan alrededor del cadáver y lo tocan con sus trompas y pezuñas como señal de despedida, la manada suele hacer el mismo recorrido cada año, de modo que, la próxima vez que pasen por donde murió su compañero visitarán la zona en la que lo vieron por última vez.
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